¿A saber? Como últimamente la palabra “natural” se está
desvirtuando debemos ser conscientes de lo que compramos, reconocer los
ingredientes de los productos que usamos y utilizar marcas reconocidas y de
confianza.
Es imprescindible comprar una marca de calidad, que ofrezca información sobre el origen de las mantecas, y sin éstas son BIO, pues mejor. Además podemos adquirir mantecas de marcas que han privilegiado el comercio de zonas en vías de desarrollo.
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Manteca de Karité: la más conocida, la reina de las
mantecas, tan versátil y con tantísimas propiedades que no debería faltarnos
nunca. Podéis encontrar más info aquí pero como imagino ya sabéis, sirve para
cuidar la piel, el cabello…
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Manteca de Karité Nilotica: un tipo de manteca de karité
con una textura increíble, fantástica para mezclar con aceites y otras mantecas
y crear hidratantes corporales ligeras y fáciles de aplicar. Podéis encontrar másinfo aquí.
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Manteca de Cacao: deliciosa, chocolateada, dulzona… ¡Un
placer! Es más sólida que la de karité por lo que se configura como un
ingrediente muy interesante para crear barritas de masaje o bálsamos labiales.
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Manteca de Mango: exótica, afrutada, con una textura fundente
que agradecerán nuestros cabellos estropeados y nuestra piel seca. Además es
protectora y antioxidante, perfecta para prevenir el envejecimiento cutáneo.
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Manteca de Murumuru: ultra fundente, deja la piel
hidratada y satinada, pero sobre todo es increíble para el cabello, porque
penetra muy bien nutriendo y facilitando el peinado.
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Manteca de Kokum: muy interesante para las puntas
secas, no deja tacto graso en la piel, increíble para la elaboración de
exfoliantes caseros.
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Manteca de Sal (Shal): tiene acción antiinflamatoria
por lo que puede utilizarse en caso de irritaciones, aporta brillo al cabello.
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Manteca de Tucuma: de aroma goloso y azucarado, increíble
en cuidados para prolongar el bronceado y en mascarillas capilares.
¿Qué os parece? ¿Nos animamos a probarlas todas?
¿Las conocéis?